Cuando comencé mi vida laboral tuve la oportunidad de comenzar desde auxiliar hasta llegar a convertirme en jefe regional para una gran compañía de la mano de una multinacional.

Mis días laborales eran siempre alegres, pero luego comenzó a desaparecer el amor por mi trabajo. Sentía que no pertenecía allí, que no era lo que me apasionaba y esto me llevó a cuestionarme sobre lo que hacía, si realmente era o no feliz con lo que hacía.

Por eso comencé a buscar información en libros, en YouTube, y me encontré con mentores que hablaban sobre descubrir tu propósito, emprender e impactar en la vida de los demás, esto último resonó tanto conmigo que tomé un curso sobre liderazgo personal.

Asistía a todas las conferencias sobre emprendimiento y desarrollo personal que podía, hasta que me encontré con la PNL (Programación neurolingüística).

En mi camino laboral conocí a mi esposa, coequipera y amiga Gina Ibarra con quien descubrí todo lo que en conjunto se puede lograr cuando se tiene la misma visión de lo que queremos para nuestras vidas la de los que nos rodean.